Tiro al aire

 

  Mamá siempre prefirió a mi hermano. Yo soy lo que se dice una oveja negra. Él es ingeniero. Yo, un adicto. Él pasó su adolescencia en una biblioteca. Yo, trabajando de payaso en la calle. Él logró una familia numerosa. Yo fui el hombre bala en un pequeño circo.

  A esta hora de la mañana, él debe estar subiendo el ascensor que lo lleva a su oficina del séptimo piso. Yo, en cambio, estoy en mi sexto piso, vestido de payaso, disponiéndome a ir una vez más hacia la plaza.

  Ya veo a los niños. Desde aquí se perciben como hormiguitas que suben al tobogán, pequeños puntitos negros que se mueven con lentitud por el circuito de los juegos.

  Mientras más me acerco, distingo que tienen caras con diferentes expresiones. Los hay que no advirtieron mi presencia y continúan riendo. Los hay que levantan los ojos hacia el cielo y me regalan gritos de espanto que llegan hasta el sexto piso. Perros que ladran hasta el quinto. Madres en los bancos hasta el cuarto. Cierro los ojos en el tercero.

   En el segundo, recuerdo a mamá cuando decía "es un tiro al aire, no tiene solución". En el primero, nada.

  Planta baja.





Comentarios

Entradas populares